Ya despiértate nena!
A veces uno bien podría ser un poco ensimismado, un poco soñador, algunos que se vuelven un poco demasiado abstraídos, un poco demasiado soñadores, eso quizá me suceda a mí, es culpa mía, y además, después de todo, quién sabe que no era necesario, que era por alguna razón que yo estaba enfrascada, preocupada, inquieta, pero de eso uno se recupera. El soñador cae a veces en un pozo, pero dicen que después vuelve a subir.
Sin embargo ese algo que se llama alma se pretende que no muere nunca, y que vive siempre y busca siempre y siempre, y más aún.
En lugar de abandonarme a la desesperación, me decidí por la melancolía activa, por la potencia de actividad que tenía, o en otros términos preferí la melancolía que espera y que aspira y que busca, en lugar de aquella que, sombría y estancada, desespera.
Así es como considero la cosa: continuar, continuar, eso es lo necesario.
¿Pero cuál es mi meta definitiva? Supongo que se irá definiendo, se dibujará lenta lentamente, como el croquis se convierte en boceto y el boceto en cuadro.
De lo que estoy segura es que quiero viajar y mi cabeza lo hace todos los días. Me sueño en callecitas de Marruecos, con paraguas en una plaza de Madrid que se inventó mi cerebro y quizá ni siquiera exista.
A veces uno bien podría ser un poco ensimismado, un poco soñador. A veces uno tiene que despertarse un poco e intentar llevar esos sueños a la realidad.
Lula
29 de Junio de 2010